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Jun 19, 2023

Europa necesita pensar en grande para construir su unión de mercados de capitales

El panorama global está evolucionando rápidamente y Europa debe seguir el ritmo, si no liderar, ese cambio.

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Expresado por inteligencia artificial.

Fabio Panetta es miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo desde 2020.

Con crecientes tensiones geopolíticas y desafíos globales urgentes como el clima y las transiciones digitales, Europa necesita reforzar su resiliencia a las crisis e invertir estratégicamente. Para lograrlo, debemos trabajar juntos, ya que una Europa más integrada está mejor posicionada para alcanzar objetivos compartidos en una economía global fragmentada.

Un elemento central de esta estrategia es la creación de un mercado de capitales europeo integrado, una visión establecida por la Comisión Europea en 2015 y comúnmente conocida como unión de mercados de capitales (UMC).

Una UMC en pleno funcionamiento mejoraría la estructura económica de Europa y beneficiaría a la zona del euro. Lo haría de tres maneras principales:

Nos permitiría aprovechar los beneficios de los mercados de capitales de toda la zona del euro y facilitaría una mayor distribución del riesgo entre los países miembros. En la actualidad, las barreras entre los mercados nacionales están disuadiendo la inversión transfronteriza, dejando a las empresas y hogares europeos dependientes en gran medida del financiamiento nacional, además de excesivamente expuestos a los shocks económicos internos. Al eliminar estas barreras, la UMC ayudaría al flujo de inversiones en toda la zona del euro, lo que diversificaría el riesgo y mitigaría los efectos de los shocks locales.

También existe una necesidad apremiante de que la UMC complemente los canales bancarios tradicionales para financiar la innovación vital para el crecimiento futuro de Europa, especialmente en los sectores de energía y tecnología. La financiación mediante acciones y las formas especializadas de inversión, como el capital de riesgo, suelen ser más adecuadas que la financiación mediante deuda para financiar la innovación, ya que esos proyectos a menudo entrañan altos niveles de riesgo y rendimientos inciertos, lo que dificulta comprometerse con pagos regulares de la deuda.

Por último, una UMC en pleno funcionamiento sería beneficiosa para la implementación de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Al fomentar mercados de capital profundos, líquidos e integrados, la UMC respaldaría la transmisión oportuna, fluida y uniforme de la política monetaria a las empresas y los hogares.

Desde que la Comisión lanzó su plan de acción para la UMC en 2015, se han logrado avances. Por ejemplo, la Unión Europea ha adoptado legislación para desarrollar los mercados de titulización de la UE y mejorar así el acceso de las empresas a la financiación. También ha armonizado aún más las normas prudenciales para las empresas de inversión y ha facilitado las condiciones de inversión para el capital de riesgo europeo para promover la financiación del capital de riesgo.

También se están tomando medidas adicionales en el marco del plan de acción de la UMC 2020 para simplificar las normas para la cotización pública de empresas de la UE, armonizar los regímenes nacionales de insolvencia y abordar cuestiones relacionadas con la fiscalidad de los instrumentos financieros, que obstaculizan la inversión transfronteriza y reducen la financiación de capital. atractivo que la financiación mediante deuda.

Pero a pesar de estos avances, los resultados aún no son satisfactorios. El mercado de capitales de Europa sigue fragmentado a través de las fronteras nacionales, y el análisis del BCE muestra que la integración financiera en Europa sigue siendo mucho menor que antes de la crisis financiera mundial.

Además, los mercados de capitales de Europa están menos desarrollados que los de otras economías avanzadas. En la zona del euro, los mercados de bonos como porcentaje del PIB son tres veces más pequeños que en Estados Unidos. Y aunque las acciones representan la principal fuente de financiación de las empresas en ambas jurisdicciones, en la zona del euro en su mayoría no cotizan en bolsa, mientras que en Estados Unidos la mayor parte de las acciones cotizan, lo que abre a las empresas a un mayor grupo de inversores potenciales.

Aún así, Europa tiene un papel destacado en ciertos segmentos del mercado, como el sector de bonos verdes. Pero el mercado de bonos verdes sigue siendo un nicho y representa menos del 3 por ciento del mercado mundial de bonos. Además, a medida que se acelera la transición verde, la “ventaja verde” de Europa podría desvanecerse si no avanzamos con la UMC. Por ejemplo, la actividad de capital de riesgo, que ha demostrado ser fundamental para financiar la innovación verde y la descarbonización, sigue siendo limitada en la zona del euro. Y hay señales de que el mercado de bonos verdes de Europa se está fragmentando cada vez más, lo que apunta a una falta de estándares comunes y obstáculos a la inversión transfronteriza.

Todo esto sugiere que simplemente abordar barreras específicas a la integración del mercado puede no ser suficiente para establecer una UMC genuina. Debemos mantener la vista en el panorama más amplio, y hay dos puntos ciegos críticos en el desarrollo de una UMC genuina.

El primero es la falta de un activo seguro europeo permanente.

Históricamente, los mercados de capital maduros se han construido en torno a un activo público seguro. En Estados Unidos, por ejemplo, los mercados de capital se desarrollaron junto con la emisión de bonos federales.

Es necesario un punto de referencia libre de riesgos para las actividades financieras críticas. Permitiría mejorar los precios de productos financieros riesgosos, como bonos corporativos o derivados, fomentando el desarrollo de dichos productos. Proporcionaría una forma común de garantía que promovería la actividad de compensación centralizada y el comercio transfronterizo con garantía en los mercados interbancarios. También ayudaría a diversificar la exposición bancaria y no bancaria. Y apoyaría el papel internacional del euro, ayudando a atraer inversores extranjeros.

Establecer un activo seguro europeo permanente de este tipo cambiaría las reglas del juego, pero depende de que Europa tenga una capacidad fiscal permanente con una función de endeudamiento. Sin eso, construir una UMC profunda y competitiva resultará mucho más difícil.

El segundo punto ciego es la falta de una unión bancaria completa, que restringe a los bancos europeos a operar en uno o sólo unos pocos mercados nacionales.

Los bancos desempeñan un papel crucial en el funcionamiento de los principales mercados de capital. Operan (y a menudo desempeñan un papel de liderazgo) en segmentos cruciales como la gestión de activos, la suscripción y negociación de bonos, las ofertas públicas iniciales y el asesoramiento financiero. Son comerciantes activos en los mercados de valores y, a menudo, prestan servicios de creación de mercado. Por tanto, es difícil concebir una auténtica UMC sin que los actores clave puedan operar en toda la zona del euro.

El panorama global está evolucionando rápidamente y Europa debe seguir el ritmo, si no liderar, ese cambio. Para tener éxito, necesita una UMC genuina y completa.

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